¿Amante de los vinos y los quesos? Entonces sabes que son el maridaje perfecto para disfrutar de una buena comida o de una cena especial. Sin embargo, no todos los vinos y quesos combinan bien entre sí, por lo cual hay que saber elegir las mejores parejas para potenciar los sabores y los aromas.
En este artículo te vamos a dar algunas recomendaciones al estilo ALDABA GOURMET para que deslumbres a tus invitados con tu elección de vinos y quesos.
Maridaje 101: guías generales que debes saber
- Los vinos blancos suelen maridar mejor con los quesos que los tintos, ya que son más ligeros y menos astringentes.
- Los vinos tintos con los quesos curados o añejos son los preferidos al momento del maridaje gracias a su intensidad.
- Los vinos rosados, generalmente frutales y refrescantes, se enlazan bien con los quesos frescos o semicurados
- Los vinos espumosos se disfrutan mejor con quesos cremosos o grasos, ya que son más burbujeantes y ácidos.
¿Qué combinaciones puedo hacer?
Queso fresco
Es un queso suave, húmedo y ligeramente ácido, que combina bien con vinos blancos jóvenes, secos y afrutados, como un sauvignon blanc o un verdejo. También puedes probar con un vino rosado o un espumoso como un cava o un prosecco.
Queso semicurado
No fallarás al maridar este queso firme y seco con vinos blancos con crianza, como un chardonnay o un viognier. Además, te puedes decantar por un vino tinto joven o un rosado con cuerpo, como un garnacha o un merlot para saborear mejor.
Queso curado
Es un queso duro, graso y salado, que se enlaza bien con vinos tintos con crianza, como un tempranillo o un cabernet sauvignon. También puedes elegir un vino blanco dulce derivado de uva moscatel, o bien, un espumoso dulce como el italiano asti.
Queso azul
Este es fuerte, picante y cremoso. Los vinos dulces o generosos, como un oporto o un pedro ximénez, le hacen buen maridaje. Si prefieres algo más sobrio, intenta con un vino blanco seco o un espumoso seco, como un riesling o un champagne.
Al momento de preparar tu mesa para el maridaje ten presente que los vinos y quesos deben servirse de menor a mayor intensidad, para no saturar el paladar. Te recomendamos empezar por los blancos y los frescos, seguir por los rosados y los semicurados, luego es momento de los tintos y los curados, para entonces terminar con los dulces y los azules.
Enriquece la experiencia sensorial agregando frutos secos, mermeladas, aceitunas y chocolate.